viernes, 4 de octubre de 2013

Inaugurado el curso en el CET e ISCR

Ayer fue la inauguración del curso académico 2013-2014 en el CET (Centro de estudis Teológicos) e ISCR (Instituto superior de Ciencias Religiosas) en el que algunos feligreses de esta parroquia se han matriculado.

Tras una preciosa misa votiva al Espiritu Santo donde se Le rogó que el curso que se inauguraba produjera abundantes frutos académicos, espirituales y pastorales, y tras encomendarlo a Ntra Señora del Buen Aire, se pasó al salón de actos para escuchar las memorias tanto del CET como del ISCR.
Tras esto se le dió la palabra al ponente D. Manuel Palma para que expusiera la Lección Inaugural denominada: 
Drama del pensamiento y ocaso de la función "meta" de la metafísica 

Ante tal título, los vecinos de la parroquia que nos encontrábamos allí, no pudimos menos que sorprendernos pensando que si así empezaba el curso, qué no habría más adelante. No andábamos descaminados.

-A los 5 minutos de la disertación, tras las primeras ideas sobre la metafísica y el dinamismo como posibilidad, no sólo estabamos sorprendidos sino que empezamos a pensar si nos habríamos equivocado de centro de estudios, o si es que no habíamos entendido bien la inspiración del Espiritu Santo cuando nos sugirió que sería bueno formarnos y que aquél no era el lugar donde debíamos estar.
-A los 10 minutos, asustados de no entender nada sobre  metafísica, la metáfora, la metamorfosis, la metanoia...  no nos quedó más remedio que interpelar al propio Espiritu Santo y suplicarle que, si aquél era el lugar donde debíamos estar,  que o bien nos concediera el Don de Ciencia en grado "extramaxi" para que pudiéramos sacar algún provecho de aquello o nos diera la venia para salir huyendo de allí antes de quedarnos pasmados.
-A los 15 minutos de escuchar, la sensasión de estar perdidos y de no enterarnos de nada era escandalosa.
-A los 20 minutos nuestro cerebro colapsó y desconectó, permitiendo a nuestras trompas de Eustaquio quedar en letargo y a nosotros en reposo aunque sin perder la compostura.

Era deprimente ver a algunos con los ojos como platos ante tal disertación y nosotros allí, fuera de juego totalmente.
Al final de la ponencia el Sr Arzobispo, suponemos que inspirado por el mismísimo Espiritu Santo, para nuestro alivio, agradeció al ponente su disertación con unos calificativos que daban a entender que era para eruditos en la materia, lo que nos alivió: no es que se nos hubiera secado el cerebro, es que era  para expertos.


Galería fotográfica.







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