"Vengo en nombre de Jesucristo para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo. La paz de Cristo esté con vosotros", ha afirmado Francisco en la ceremonia de bienvenida ante la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el palacio de Guanabara.
Francisco ha expresado su deseo de encontrarse con los jóvenes de todo el mundo, de quienes ha dicho que son "el ventanal por el que entra el futuro en el mundo".
Ha pedido además a los adultos que garanticen a los jóvenes la seguridad y educación, le transmitan valores duraderos "por los que vale la pena vivir", asegurándoles así un horizonte trascendente "para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien", y le dejen en herencia un mundo que corresponda "a la medida de la vida humana".
También ha advertido que la crisis mundial está causando mucho daño a los jóvenes y que se corre el riesgo de que haya una generación que nunca ha tenido trabajo, tras conocer el porcentaje de jóvenes sin trabajo. "Del trabajo sale la dignidad de la persona, de ganarse el pan", ha afirmado.
No obstante, ha subrayado que el futuro no sólo lo representan los jóvenes. En el otro extremo de la vida "están los ancianos, que son también el futuro de los pueblos". "Un pueblo tiene futuro si van adelante esos dos puntales. Los jóvenes con la fuerza y los ancianos con la sabiduría de la vida", ha añadido el pontífice.
Francisco ha denunciado la costumbre de la "cultura del desechar", algo que "con los ancianos se ve muchas veces", pero que, ahora, esa cultura también se está viendo con los jóvenes sin trabajo, en lo que se refiere al empleo.
"Hay que acabar con esa cultura del desecho, hay que cambiarla por la cultura de la inclusión, del encuentro", ha señalado.
Fuente:
Rtve.es
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