viernes, 14 de diciembre de 2012

Manolín, nuestro sacristán



Seguramente si decimos Manuel Pérez Mantero habrá gente que no sepa de quien estamos hablando; pero si preguntas por Manolín la cosa cambia.

Manolín es Manolín, toda una institución; Es nuestro sacristán

Aunque de aspecto serio, cuando hablas con él descubres a una persona entrañable con un sentido del humor muy nuestro con el que pasas un ratito muy agradable y que conoce mil historia de la parroquia y todos los entresijos, aunque no suelta prenda, Es la prudencia en persona. Estamos por asegurar que se conoce hasta a los ratones.
Manolín cuida a la parroquia como algo suyo y siempre que necesitas algo si está en sus manos te lo facilita. 

Que hay que abrir la parroquia un poquito antes, te la abre. Que si una fotocopia, una alargadera para un portátil, una estufa o un ventilador para alguna reunión, te lo busca. 

A parte claro está de su trabajo como sacristán muy meticuloso y pendiente de todo.

Se encarga de todo, menos de decir misa y de confesar.

Abre y cierra la parroquia, arregla el revestimiento del sacerdote, se asegura de que todo esté en su sitio cuando van a empezar las celebraciones, toma y da razones, recibe a los feligreses que se acercan para alguna gestión…

Y además, ayuda con las plantas. Es digno de admirar lo bonito que tienen, una señora y él, el patio de entrada a la parroquia. Una delicia para la vista. Están las plantas y el patio preciosos.

Siempre es el primero que llega y el último que se va.

Vinculado a la parroquia desde sus inicios por ser hermano de Don Javier el anterior párroco, lleva casi 20 años de sacristán. Como otras muchas personas de buena voluntad, comenzó ofreciéndose para colaborar en lo que hiciera falta; Al irse el sacristán, y él estar jubilado, D. Javier, lo tomo provisionalmente como sustituto hasta que encontraran a otro. Y aún sigue esperando.

Nosotros esperamos que siga muchos años más porque aunque nuestro párroco dice que nadie es imprescindible, Manolín casi lo es.



Los redactores de este blog proponemos al señor párroco que uno de los salones parroquiales lleve el nombre de nuestro sacristán

( por si cuela….jajjajaj)


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