jueves, 11 de julio de 2013

El Papa Francisco y Benedicto consagran el Vaticano a San Miguel


Debía ser “simplemente” la inauguración de una estatua en los jardines vaticanos, casi “simplemente” un paseo devoto. Pero cuando se trata del Papa Francisco nada puede darse por descontado, y la misma rutina de la cotidianidad vaticana (Santa Marta docet) se convierte en el espacio en el que se desencadenan, todos los días, sorpresas cotidianas.


Sorpresa número uno: El domingo 7 de julio, antes de las nueve, en el evento inaugural ante una pequeña multitud de unas cien personas, al lado del actual obispo de Roma estaba su predecesor Benedicto XVI. Joseph Ratzinger fue invitado personalmente por el Papa Francisco y el primero respondió muy agradecido a la propuesta. El Papa emérito recibió el saludo caluroso y afectuoso de las personas que estaban presentes (que le dedicaron un aplauso) e intercambió el gesto prodigando sonrisas. El mismo día que fue presentada al mundo ”Lumen Fidei”, la encíclica “a cuatro manos” firmada por Francisco pero de enorme contenido “ratzingeriano”, el Papa Bergoglio llamó al Papa emérito para que participara en un momento público “ordinario”; de esta manera se descongestionan todos los psicodramas sobre los “dos Papas” que han representado diferentes grupos de analistas. Esos para quienes el pueblo “no habría entendido” la situación, permaneciendo en la confusión absoluta.

En realidad, el Pueblo de Dios parece acoger sin problemas todo lo que está sucediendo en la Iglesia de Cristo. Incluso en la amistad afectuosa entre Francisco y benedicto XVI, el “sensus fidei” obtiene un reflejo de la luz de gracia que alimenta y mantiene con vida a la iglesia. Francisco no tiene ninguna incomodidad debido a la presencia de Benedicto XVI en el Vaticano. Está muy contento de que reciba visitas y de que no viva segregado. Para el Papa Bergoglio, Ratzinger es como el “abuelito” del Vaticano. 

La inauguración de la estatua en bronce situada en los Jardines Vaticanos se transformó en una verdadera consagración de todo el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel, a quienes el Gobernatorado había pedido como protectores. «San José –explicó el Papa, según lo que indicó la Radio Vaticana– custodia y dona paz a esta tierra, irrigada por la sangre de San Pedro y de los primeros mártires romanos, custodia y revive la gracia del Bautismo en cuantos viven y actúan; custodia y aumenta la fe de los peregrinos que llegan hasta aquí desde todas partes del mundo. A ti consagramos las fatigas y las alegrías de cada día; a ti consagramos las esperanzas y los desvelos de la Iglesia; a ti consagramos los pensamientos, los deseos y sus obras: que todo se cumpla en el Nombre del Señor Jesús... ¡Oh, glorioso Arcángel San Miguel, vela sobre esta Ciudad y sobre la Sede Apostólica, corazón y centro de la catolicidad, para que viva en la fidelidad al Evangelio y en el ejercicio de la caridad heroica! Vuélvenos victoriosos en contra de las tentaciones del poder, de la riqueza y de la sensualidad. Tú eres el baluarte, en contra de cualquier maquinación que amenaza la serenidad de la Iglesia; tú eres el centinela de nuestros pensamientos, que libra del asedio de la mentalidad mundana; tú eres el líder espiritual que nos sostiene en el buen combate de la fe».

"En los jardines del Vaticano, hay varias obras de arte y esta que se ha añadido, sin embargo, asume una posición de especial importancia, tanto en la disposición, como por el significado que expresa. No es sólo una obra de celebración, sino una invitación a la reflexión y la oración, que encaja muy bien en el " Año de la fe . Miguel - que significa "¿Quién como Dios?" - Es el campeón de la primacía de Dios, de su trascendencia y poder. Miguel está luchando para restaurar la justicia divina, defiende al pueblo de Dios de sus enemigos, y sobre todo del enemigo por excelencia, el diablo. Y San Miguel gana porque es Dios quien actúa. Esta escultura nos recuerda entonces que el mal es vencido, el acusador fue desenmascarado, con la cabeza aplastada, porque la salvación se llevó a cabo  de una vez por todas en la sangre de Cristo. Aunque el diablo siempre trata de arañar la cara del arcángel, y el rostro del hombre, Dios es más fuerte de lo que es su victoria y la salvación es ofrecida a todos los hombres. En el viaje a través de las pruebas de la vida no estamos solos, estamos acompañados y apoyados por los Ángeles de Dios, que ofrecen, por así decirlo, sus alas para ayudar a superar muchos peligros, para que seamos capaces de volar muy alto en comparación con aquellas realidades que pueden pesar en nuestra vida o arrastrarnos hacia abajo. En la consagración del Estado de la Ciudad del Vaticano a San Miguel Arcángel, le invito a defendernos del mal y tírelo a la basura.
Queridos hermanos y hermanas, nos consagramos al Estado de la Ciudad del Vaticano también en San José, guardián de Jesús, el guardián de la Sagrada Familia. Su presencia nos hace más fuertes y más valientes para hacer espacio a Dios en nuestras vidas para ganar cada mal con el bien. A Él le pedimos que  nos proteja, cuide de nosotros, para que la vida de la gracia crezca más cada día más en cada uno de nosotros". 
BENDICIÓN DE LA NUEVA ESTATUA DE SAN MIGUEL

PALABRAS DE PAPA FRANCISCO

Jardines del Vaticano
Viernes , 05 de julio 2013

Así, Francisco y Benedicto confiaron al cuidado eficaz del padre adoptivo de Jesús y al Arcángel (en eterna lucha contra el demonio) todo el  conjunto de generosidad y miserias, dedicación y oportunismos, entusiasmo evangélico y corrupción que convive en los Muros Leoninos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy significativo el hecho de que el vaticano se acoja a la protección de San Miguel Arcángel