“Espíritu
de verdad,
que
conoces las profundidades de Dios,
memoria
y profecía de la Iglesia,
dirige
la humanidad para que reconozca
en
Jesús de Nazaret el Señor de la gloria,
el
Salvador del mundo,
la
culminación de la Historia.
¡Ven,
Espíritu de amor y de paz!
Amén”.
(Beato Juan Pablo II)
Pentecostés es la culminación de la fiesta de la Pascua, la celebración del misterio de la resurrección de Jesús, celebración que ha durado cincuenta días.
Recordamos, que la primera comunidad de los cristianos recibió el impulso y el don que les hizo capaces de superar el miedo, de anunciar la Buena Noticia de Jesús de Nazaret a todas las gentes.
Recordamos, que la primera comunidad de los cristianos recibió el impulso y el don que les hizo capaces de superar el miedo, de anunciar la Buena Noticia de Jesús de Nazaret a todas las gentes.
Nosotros, reunidos en la Iglesia por la acción de ese Espíritu, también hemos recibido ese don, también estamos comprometidos con la tarea de anunciar el Evangelio. Para eso hemos sido convocados, para extender el destino de bienaventuranza que Dios ha preparado para todos los seres humanos, para crear una humanidad nueva donde el pecado sea superado con el perdón, y donde las diferencias no sean armas de separación sino dones para la edificación del bien común, de una sociedad alegre y en paz.
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