Todo
lo que tiene el Padre es mío.
Después de la cincuentena pascual, en que hemos celebrado solemnemente el
triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, culminando el domingo pasado con
la fiesta de Pentecostés, el nacimiento de la Iglesia y los inicios de la
predicación cristiana, este domingo se nos concede celebrar la Solemnidad de la
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este es el fundamento de
nuestro Credo, que proclamamos cada domingo en la Eucaristía, (quizá algo
cansina o rutinariamente), pero que deberíamos considerar más despacio:
- Creo en Dios Padre, Todopoderoso…;
- Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor…;
- Creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida.
Es la fiesta de un
Dios que es comunión, y que se da a nosotros en plenitud. Y estamos invitados a
entrar en su Misterio de Amor infinito.
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