martes, 13 de noviembre de 2012

D. Juan Luis: Nuestro párroco




Quizás penséis que lo que aquí vais a leer es el curriculum de D. Juan Luis o las múltiples actividades que lleva para adelante. Pues no, por lo que corre, ya sabemos que está "pluriempleado", (las clases en el instituto, la asistencia en el COF, la parroquia, las novenas o quinarios, las presentaciones o conferencias…) y también sabemos que se multiplica como puede.  Pero ¿a quién le interesa eso?

Lo que de verdad queremos saber,  aunque nos da no sé qué preguntárselo,  es cómo ha llegado hasta aquí. ¿Cómo es que se hizo cura? Nos interesa su historia personal.

Con sus hermanos

Juan luis es el menor de tres hermanos,  hijo de una familia cristiana y educado en los maristas. 
Al contrario de lo que pudiera esperarse, no era el típico niño (o muchacho) bueno, estudioso y formal que se supone que son los curas de pequeños. Era poco estudioso y despreocupado.

Aunque su padre había muerto prematuramente siendo él un muchacho, de una enfermedad contraída por una aguja mal desinfectada cuando se hacía un análisis y aquello dejó a la familia en una situación muy delicada ya que la pensión de viudedad no era gran cosa y llegó cuando llegó, Juan Luis, al contrario que sus hermanos (brillantes estudiantes y responsables), estudiaba poco, suspendía o aprobaba raspado. 
Aquello que le decían de ¡mira a tus hermanos!  para que tomara ejemplo, no funcionaba con él pese a que sabía de los esfuerzos de su madre para sacarlos adelante.

El día de su Primera Comunión

Para lo que siempre estaba disponible  Juan Luis era para irse de fiesta; Se conocía todas las discotecas de moda, (la recua y otras) y aunque en su casa le escondían los zapatos para que no saliera tanto, ni por esas.
Aun así, acabó su carrera (Ingeniería Técnica Agrícola) y empezó a trabajar. Cuando acababa los viernes cogía su moto y se iba a donde fuera de marcha, hasta el día siguiente. Tuvo tres novias formales y algunas más de las "no formales".

Llevaba una vida despreocupada y licenciosa.
Vivía alegremente y no necesitaba a Dios para nada.
De hecho, pasaba de Él: -Con todos los "cafres" que había por ahí, va y se llevó a su padre ¡como si no hubiera habido nadie mejor!.

Y él tenía todo lo que un joven podía desear, estudios, trabajo, novia o ligues y fiestas.

Sin embargo algo no terminaba de encajar, estaba incómodo.
Una idea le rondaba la cabeza:
·       Todo aquello estaba bien, no obstante, "bueno... ¿pero y qué?"
Y esa idea le molestaba.

Foto de familia- Bodas de plata

Un día se acercó a la parroquia de su barrio, (que no pisaba desde hacía mucho) y se sentó en la iglesia, no para rezar, sino simplemente para estar.
-Y sintió paz.

Y empezó a volver más por allí.

El párroco le decía en broma: ¡Te podías hacer cura!
Y él respondía con desparpajo : ¡Sí hombre! ¡con lo buenas que están las mujeres!


Pero pasó el tiempo y Dios tenía sus propios planes.  El comentario fue calando.
Un día se lo planteó y descubrió su vocación.

Contra todo pronóstico y aunque en su casa no cayó nada bien la noticia, ingresó en el seminario y años después se ordenó sacerdote.
Comenta con humor, que en ese tiempo su madre le espantaba a las ex-novias y amigas. ¡Por si acaso!
De esto hace ya 23 años.

Ahora está muy contento, feliz de ser sacerdote.

En la Expo- Pabellón del Vaticano

Tras ordenarse sacerdote tuvo varios destinos. En el último de ellos, dando la bendición al final de la misa, cayó como fulminado. Una pancreatitis aguda lo llevó directo a las puertas de la "Casa del Padre" y lo tuvo allí 5 días. Nadie contaba ya con él.
Aunque San Pedro le tenía la puerta abierta para que pasara, el buen Dios debió  pensar que aún no era el momento y que aquí abajo faltaban curas como para llevarse a uno joven, de modo que lo devolvió para abajo.
Tras recuperarse, y pasado un tiempo sin cargo pastoral alguno, el señor arzobispo le encomendó nuestra parroquia (además de pluriemplearlo).

Y aquí está, para lo que Dios quiera, "con la ilusión de un niño y alegre de ver a tanta buena gente y de comprobar cómo las puertas se van abriendo". 
D. Juan Luis cuenta con todos para hacer de la parroquia un lugar vivo a donde todos quieran acercarse y donde se encuentren con Dios.

Después de conocer todo esto, nos sentimos más cercanos a nuestro párroco.

¡Gracias por compartirlo con nosotros, D. Juan Luis!

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